En algún lugar...

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Reflejo en la Ría de Bilbao. Zorrozaure - Bilbao - Por ahora España.

martes, 22 de noviembre de 2011

Historias de escuela

No se ustedes, pero yo de chico fui a la mejor escuela del mundo. Si...ta, no conozco todas las escuelas del mundo, pero como doce o trece de Uruguay sí, y que era la mejor, era la mejor.
Para empezar, teníamos cancha de tenis...bueno, ahora que lo pienso bien...eso es medio de burgués y además...como que era bastante carenciada la pobre escuelita como para tener cancha de tenis, andá a saber que hacía eso ahí. Creo que hasta era la escuela más pobre de mi pueblo. Ahh, para mí que fue plata lavada. Si si...seguamente. Bueno, como decía, yo fui a una escuela que si bien lavaba plata...era la mejor de todas.

Teníamos también una cancha de fútbol re grande, mucho más que las de once jugadores. Bueno, ni tanto, pero cuando uno es chico ve las cosas en otra dimensión. Así que para mi era grande. Igual, era más que de once jugadores...porque en el recreo entre los de cuarto, quinto y sexto eramos como...un montón.
Acá me detengo un momento. Hay que ser gran jugador para ser de tercer año y jugar con los de sexto. Buen jugador, o tener un hermano en una clase más grande o...ta, tener amenazado de muerte a alguno. Asi que bueno, gran jugador no era, y todavía no sabía amenazar, así que hasta tercero me tocó jugar al manchado.

Teníamos también una quinta...-estaba hablando de la escuela por si alguien se perdió-. Mala experiencia eso de la quinta, o huerta. Vieron, no aprendí la diferencia, parte de la mala experiencia. Plantamos lechugas, tomates, acelgas, cebolla de verdeo, y alguna otra cosa verde más. A fin de año hicimos una hamburgueseada para aprovechar los "frutos" de la naturaleza. La historia fue así, unos llevaron carne, otros huevo, otros mayonesa, otros tortugas, otros aceite...en fín, la huerta demostró que si tenés huerta pero no ponés el resto no te sirve pa un carajo. Debe ser por eso que ninguno de esa generación salió agricultor. Todavía no se pa que cortamos la cebolla de verdeo y la acelga. Pero ahí estaban lavaditas por si algún alumno se le ocurría ponerle a su hamburguesa.

Problema grave en la época de escuela era el uso de túnica. Más que la túnica, que en mi caso era común que esté limpia, porque me la sacaba pa jugar al fútbol - o al manchado-, el problema era con la moña.


Siempre fui alumno de moña triste. Si, esos que ves en la foto y ya los tildás de desprolijo. Creo que afecta en la personalidad. El niño con moña alegre es un 25 por ciento más contento que el niño con moña triste. La verdad es que siempre estaba caída, como sin ganas. Eso se lo transmite cada uno. Por si fuera poco, nada de moña con elástico, fácil de poner y sacar. Era moña con alfiler. Usted se preguntará ¿por qué esa crueldad hacia un niño?. No lo sé. Además de todos esos problemas -en esos momentos existenciales-, no sabía hacerme la moña, por lo que si se me llegaba a desarmar...marchaba para la dirección por no tener moña.
Eso del alfiler...complicaba las cosas y la salud de uno...porque sabías que dos por tres estabas con el cuello ensangrentado y perdiendo litros y litros de sangre por culpa del alfiler. También tenía su lado positivo, los gurises de alfiler eramos más tranquilos...no vaya a ser cosa que nos movieramos demasiado y terminemos degollados.

En sexto año...fui miembro de la cruz roja. Gran error de mis compañeros. Quedaba linda la crucesita esa ahí en el brazo, pero que era inútil pa esas cosas, era inútil. Los niños ya no se caían con tal de que yo no los atendiera. Fue una era complicada de mi vida. Soñaba todas las noches con rodillas raspadas que tenía que curar con...creo que agua oxigenada, o hiodofón. Dos por tres alcohol. En definitiva lo que estuviese a mano en el precario botiquín. Siempre deseaba que fuera algo grave, como pa amputarle la pierna, así no me correspondía a mi.

Momento tenso en el día era antes de la salida. Si estabas citado pa un "a la salida vas a ver"...esos minutos eran eternos, y el reloj se encargaba de que pasen más lento que el resto. Ese reloj, puesto sobre el pizarrón a drede, como mostrándote que todavía falta para irte. Si no había citación de lío a la hora de irse, era mucho más agradable. Los pajaros cantaban y todo era de colores. Incluso, daba el tiempo para dejarle a la maestra la manzana sobre la mesa, con un beso en la mejilla. Nunca entendí el grito de alcahuete, así era como se debía proceder.

La producción de la columna no se hace responsable de la acusación de lavado de dinero así como tampoco de las heridas mal curadas de los niños. El abrazo grande para la gente de la Escuela 17 de Young.

3 comentarios:

  1. Y vaya el abrazo para la gente de www.bochita-remixado.blogspot.com
    También unos eternos desgraciados de la vida escolar.

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  2. muy bueno, me quedé con ganas de leer más!!! jajaja BARRIAN MOÑA TRISTE JEEJEEJ

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  3. Ahhhh que nostalgia la escuela 17! pensar que si hubiese cursado 5º año ahí hubiese sido abanderada pq eramos tres gatos locos... pero bue esa etapa la pasé en la escuela más grande del departamento de Maldonado y no salí ni suplente de escolta

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