En algún lugar...

En algún lugar...
Reflejo en la Ría de Bilbao. Zorrozaure - Bilbao - Por ahora España.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Había una vez...una no historia

Hace...¿una hora que estoy acá? Ni cuenta me di que había pasado tanto tiempo.
Allá va otro barco...aparentemente por el canal. Un día comenté que todos los barcos pasaban por el mismo lugar, buscando hacer un chiste porque siempre los veía en la línea del horizonte...y un amigo me contestó que sí, porque ahí estaba el canal por dónde pasan. Dos reflexiones...primero que nada, eso no lo sabía; y segundo, no se puede hacer chistes con ingenieros al lado.

En algún lado tienen que surgir las olas. Estaría bueno, alguna vez, sentarse toooodo el día y ver cuántas olas llegan a la orilla. Poco productivo dirán ustedes. Si, y estresante también porque no tenés tiempo de ir ni a hacer pichi, si es que querés que los números sean fidedignos.
No quiero contar las olas, pero si mirarlas llegar...una y otra vez.
No parece que uno esté en Montevideo...acá sólo se escucha el viento, el mar y algo a lo lejos. Allá a la distancia, la gente está en otra cosa, aturdida en un auto volviendo a su casa, corriendo el omnibus, conversando, trabajando, lo que sea.
Acá estoy yo, un libro, la cámara, mi walkman -si, ya sé...estoy en el siglo XXI, era de los mp3, 4 y hasta creo que 5, y yo sigo usando walkman como un adolescente de los 90 ¿Y qué querés? si los eme no se que número esos, no agarran AM, y los celulares, en su mayoría tampoco. Si...muchas veces escucho AM, eso también es de viejo, lo sé-. Decía...acá estoy yo con esos objetos. Leo algunas páginas más del libro de turno (por ahora uno de un chileno, un tal Gumuzio), y sigo mirando la nada, esperando uno de los mejores momentos para fotografíar. El atardecer de hoy no es de los mejores que he visto...ni siquiera el cielo se puso naranja, ni el sol grande... Simplemente, se perdió entre las nubes antes de llegar al horizonte. Culpa de las cenizas, casi seguro, que hacen que todo se vea como difuso. No piensen mal, no es producto del alcohol. Esperé como dos horas y no da ni para una buena foto. Igual no es tiempo perdido. ¿Qué es perder el tiempo? ¿Quién establece los límites entre disfrutarlo y perderlo?. Porque yo ahi digo que lo disfruto. Sin embargo Trotsky en alguna canción dice "perder el tiempo con amigos, nada en que pensar"...bueno, ese Gordo Puto que va a saber.
En un momento pienso que es un buen lugar para estar pescando...y por lo menos estaría haciendo algo más... Sin embargo en medio de ese pensamiento me acuerdo que me estresa esperar que pique, así que para qué andar estresándose.
Ni siquiera traje el mate, no sabía que iba a terminar acá. Por otro lado, mejor, la tarde está para una cerveza. Si fuera por otra cosa no me levantaba para hacer los quinientos metros que me separan del autoservice más cercano.


Ya volví. Es Patricia, porque la Pilsen estaba caliente. ¿No se dan cuenta los comerciantes que con una cerveza caliente te pueden arruinar el día? Si la Pilsen hubiese estado fria....todo sería mejor. Pero no. El señor tenía fría la Zillertal, Budweiser y la Pato. Hoy no quiero tomar porquerías, sino hubiese traído la Z...tampoco quiero café, así que descartada la Bud.
¿A los pajaros les dan calambres? porque vuelan sobre las partes hondas del mar como si nada. Se les llega a acalambrar un ala, o pata...adiós pajaro y al río. Deberían tenerlo en cuenta las mamás pajaro.
Ahora que me doy cuenta... ¿por qué los letreros de las casas para alquilar y/o vender dicen...bla bla bla con vista al mar? si en realidad es, con vista al río. Es verdad que tenemos un río que es raro, incluso más hacia el este hasta es salado, pero bueno, si se llama río, vamos a decirle río, aunque...llamaría la atención que en Piriápolis -por ejemplo- dijeramos, "bueno...voy a bajar al río".
Sigo acá al lado del río, ya está más oscuro, ¿Cuánto de esta agua que veo, es agua? Porque si miles de personas se bañan en las costas y encima mean en ellas....llegará un momentó que va a ser más pichí que agua. Eso seguramente, nadie lo quiere saber.
Nunca entendí por qué si tirás una botella -No señores de Green Peace, no tiré nada, es un ejemplo nomá- en vez de venir para la orilla...se va para el medio, como pasa en las películas con las botellas con mensajes. Yo sé que es algo que pasa en las películas, pero los muchachos de Holiwood de algún lado deben haber sacado ese cuento repetido, así que algo de cierto debe tener.
Por fin una estrella. O un avión. Ya no hay códigos, antes uno diferenciaba clarito, las estrellas de los aviones.
Hoy la luna se parece una rampa para skaters. Qué gracioso, nunca supe andar en patineta, ni patines. Seguramente parte de la responsabilidad la tenga mi hermana el día que me dejó con los rollers puestos en una plaza, a una cuadra de casa...y se fue. Yo, lejos de sacarme los patines me fui caminando con ellos puestos -intentando caminar, porque deslizarme no sabía-. A la cuarta caída dejé de contarlas. Al rato me di cuenta que hubiese sido mejor sacármelos e ir descalzo. Nunca manejé tal posibilidad.
Todo muy lindo pero me tengo que ir, no vaya a ser cosa de que crezca la marea.

martes, 22 de noviembre de 2011

Historias de escuela

No se ustedes, pero yo de chico fui a la mejor escuela del mundo. Si...ta, no conozco todas las escuelas del mundo, pero como doce o trece de Uruguay sí, y que era la mejor, era la mejor.
Para empezar, teníamos cancha de tenis...bueno, ahora que lo pienso bien...eso es medio de burgués y además...como que era bastante carenciada la pobre escuelita como para tener cancha de tenis, andá a saber que hacía eso ahí. Creo que hasta era la escuela más pobre de mi pueblo. Ahh, para mí que fue plata lavada. Si si...seguamente. Bueno, como decía, yo fui a una escuela que si bien lavaba plata...era la mejor de todas.

Teníamos también una cancha de fútbol re grande, mucho más que las de once jugadores. Bueno, ni tanto, pero cuando uno es chico ve las cosas en otra dimensión. Así que para mi era grande. Igual, era más que de once jugadores...porque en el recreo entre los de cuarto, quinto y sexto eramos como...un montón.
Acá me detengo un momento. Hay que ser gran jugador para ser de tercer año y jugar con los de sexto. Buen jugador, o tener un hermano en una clase más grande o...ta, tener amenazado de muerte a alguno. Asi que bueno, gran jugador no era, y todavía no sabía amenazar, así que hasta tercero me tocó jugar al manchado.

Teníamos también una quinta...-estaba hablando de la escuela por si alguien se perdió-. Mala experiencia eso de la quinta, o huerta. Vieron, no aprendí la diferencia, parte de la mala experiencia. Plantamos lechugas, tomates, acelgas, cebolla de verdeo, y alguna otra cosa verde más. A fin de año hicimos una hamburgueseada para aprovechar los "frutos" de la naturaleza. La historia fue así, unos llevaron carne, otros huevo, otros mayonesa, otros tortugas, otros aceite...en fín, la huerta demostró que si tenés huerta pero no ponés el resto no te sirve pa un carajo. Debe ser por eso que ninguno de esa generación salió agricultor. Todavía no se pa que cortamos la cebolla de verdeo y la acelga. Pero ahí estaban lavaditas por si algún alumno se le ocurría ponerle a su hamburguesa.

Problema grave en la época de escuela era el uso de túnica. Más que la túnica, que en mi caso era común que esté limpia, porque me la sacaba pa jugar al fútbol - o al manchado-, el problema era con la moña.


Siempre fui alumno de moña triste. Si, esos que ves en la foto y ya los tildás de desprolijo. Creo que afecta en la personalidad. El niño con moña alegre es un 25 por ciento más contento que el niño con moña triste. La verdad es que siempre estaba caída, como sin ganas. Eso se lo transmite cada uno. Por si fuera poco, nada de moña con elástico, fácil de poner y sacar. Era moña con alfiler. Usted se preguntará ¿por qué esa crueldad hacia un niño?. No lo sé. Además de todos esos problemas -en esos momentos existenciales-, no sabía hacerme la moña, por lo que si se me llegaba a desarmar...marchaba para la dirección por no tener moña.
Eso del alfiler...complicaba las cosas y la salud de uno...porque sabías que dos por tres estabas con el cuello ensangrentado y perdiendo litros y litros de sangre por culpa del alfiler. También tenía su lado positivo, los gurises de alfiler eramos más tranquilos...no vaya a ser cosa que nos movieramos demasiado y terminemos degollados.

En sexto año...fui miembro de la cruz roja. Gran error de mis compañeros. Quedaba linda la crucesita esa ahí en el brazo, pero que era inútil pa esas cosas, era inútil. Los niños ya no se caían con tal de que yo no los atendiera. Fue una era complicada de mi vida. Soñaba todas las noches con rodillas raspadas que tenía que curar con...creo que agua oxigenada, o hiodofón. Dos por tres alcohol. En definitiva lo que estuviese a mano en el precario botiquín. Siempre deseaba que fuera algo grave, como pa amputarle la pierna, así no me correspondía a mi.

Momento tenso en el día era antes de la salida. Si estabas citado pa un "a la salida vas a ver"...esos minutos eran eternos, y el reloj se encargaba de que pasen más lento que el resto. Ese reloj, puesto sobre el pizarrón a drede, como mostrándote que todavía falta para irte. Si no había citación de lío a la hora de irse, era mucho más agradable. Los pajaros cantaban y todo era de colores. Incluso, daba el tiempo para dejarle a la maestra la manzana sobre la mesa, con un beso en la mejilla. Nunca entendí el grito de alcahuete, así era como se debía proceder.

La producción de la columna no se hace responsable de la acusación de lavado de dinero así como tampoco de las heridas mal curadas de los niños. El abrazo grande para la gente de la Escuela 17 de Young.